Federico Valverde es una de las piezas desde la cual se puede explicar el éxito del Real Madrid en los últimos años. Un jugador con cualidades impresionantes que le permiten desempeñar distintos roles en el campo a un nivel muy alto. Por algo Toni Kroos le heredó el número ocho, para que continuara con el legado.

Siempre que el Real Madrid está en problemas, Valverde aparece como una solución. Me viene a la mente la temporada 21-22, donde Carlo Ancelotti lo utilizó como volante por derecha para defender como carrilero y atacar como volante exterior (desde esa posición da la asistencia en la final), en la 22-23, donde intervenía más en el último tercio del campo, o la temporada pasada, donde jugaba más por dentro, ayudando en el armado de la jugada.

Para esta temporada, el técnico italiano ha apostado (de nuevo) por la polivalencia del uruguayo para que el rompecabezas funcione. Ante la llegada de Kylian Mbappé y, sobre todo, el retiro de Toni Kroos, el conjunto blanco no ha sido capaz de reorganizarse de la mejor manera para tener un juego fluido. De ahí que Valverde alterne movimientos entre el carril exterior e interior del sector derecho del campo, tomando distintas alturas, como se puede apreciar en el mapa de calor ante el Atlético de Madrid.

A veces se abría como un lateral para desajustar la presión del conjunto rojiblanco, ayudar a la salida de balón y permitirle a Carvajal ganar altura; otras veces, se mantenía bien abierto para sostener a Julián Álvarez o también rompiendo entre Giménez y Reinildo para estirar a la defensa. Todas estas funciones fueron el oxígeno del equipo cuando todo parecía nublado.

En el fútbol, la presencia de un jugador capaz de ganar duelos es muy importante. La irrupción de Valverde en el Real Madrid se da porque es muy efectivo en esa faceta del juego. Ante un contexto tan complicado como el de ayer, el uruguayo perdió solo tres de los nueve duelos que disputó, además de sumar mucho desde el pase, donde erró solo cinco envíos. Pero más allá del número, lo importante es la distribución de los mismos. El mapa de pases exhibe la intención de buscar constantemente romper líneas de presión con pases tensos hacia el carril central.

Más allá de las estadísticas, que son muy positivas, el juego de Fede Valverde debe valorarse desde lo intangible. Medir al uruguayo por cuántos pases dio o cuántos balones recuperó es querer menospreciar su juego. Por algo, para Ancelotti, es una de las piezas más importantes en su modelo. Muchas veces pienso que el juego del Madrid gira en torno a Valverde, así como antes lo hizo con figuras como Modric, Benzema, Xabi Alonso, Isco y Kroos.

Por admin

Periodista Deportivo || Magister || Especialista en el análisis táctico en: fútbol, baloncesto y fútbol americano