La llegada de Kylian Mbappé fue una revolución para el Real Madrid, no solo a nivel de marketing sino también a nivel deportivo que llevó a uno de los mejores entrenadores de la historia a tener que replantear (una vez más) el proyecto futbolístico del club. Desde que el técnico italiano inició su segundo ciclo en la casa blanca (julio 2021), ha tenido que superar dos etapas importantes: la salida de Karim Benzema (julios 2023) y la retirada de Toni Kroos (julio 2024). En ambas ocasiones el entrenador del Real Madrid se vio obligado a tener que modificar la idea de juego del equipo.

En la primera etapa sin Benzema y con el fichaje de Jude Bellingham, Ancelotti apostó por tener un equipo más vertical en el último tercio del campo, juntando a Vinicius y Rodrygo en el frente de ataque, utilizando a Bellingham por detrás de ambos como llegador y moviendo a Toni Kroos como pivote para que manejara los hilos del equipo. El resultado de esto fue obtener la 15ta Champions League en la historia del club. La segunda etapa sin Kroos y con la llegada de Kylian Mbappé, el técnico italiano no ha podido encontrar una estructura donde se puedan juntar Mbappé, Bellingham, Vinicius y Rodrygo, sin que el equipo quede desbalanceado a nivel defensivo.

Ante el Alavés decidió probar una variante que por minutos resultó efectiva, la idea era tener un equipo más posicional, utilizando la amplitud del campo para estirar el 4-4-2 que planteaba la defensa rival y generar un espacio por dentro lo suficientemente amplio donde Bellingham, Mbappé y en ocasiones Rodrygo, pudieran interactuar sin tener que chocarse.

La idea partía con la intención de internar a Aurelien Tchuameni entre los centrales, creando así un 3v2 en la salida, lateralizando la posición de Federico Valverde hacia la derecha para obligar al salto del volante izquierdo del Alavés y mantener a Vinicius Jr como extremo izquierdo donde se siente más cómodo. Con esto el Real Madrid lograba tener siempre uno o dos jugadores por fuera, obligando a uno de los pivotes rivales a tener que salir de zona para hacer las ayudas defensivas y así tener más espacio para jugar por dentro.

Como resultado, Mbappé y Bellingham (el mejor socio del francés hasta el momento) tenían espacios por esa zona para poder interactuar, sin anularse. Intercambiando alturas y juntándose constantemente. Incluso Rodrygo podía cerrarse para ser parte del circuito. Mientras que Vinicius recibía bien abierto y desde ahí comenzaba a encarar.

Por primera vez en lo que va de temporada, las piezas del rompecabezas empezaron a encajar y por ende vimos un primer tiempo del conjunto merengue donde pudo generar juego de manera fluida.

No sé si este sea un nuevo experimento de Ancelotti (que ya ha demostrado ser un científico exitoso), pero lo cierto es que nos entregó una muestra más de su capacidad para generarle contexto favorables a sus jugadores.

Por admin

Periodista Deportivo || Magister || Especialista en el análisis táctico en: fútbol, baloncesto y fútbol americano